Es fácil de encontrar.
Sólo tienes que buscar los verdes rostros
que orbitan a su alrededor.
Esa amante posesiva
que te hace elegir
entre ella
y todo lo demás.
Esa que todos los demás,
especialmente tus amigos,
desean poseer,
aunque sea por una noche.
Sin embargo, jamás la tendrán
porque no nacieron con ella.
Elige rápido.
Ella no espera
y pretendientes no le faltan.
Le sobran, de hecho.
Que chistoso es
escuchar a los perdedores.
Oírlos fantasear
sobre lo lejos que habrían llegado
de haber sido bendecidos
con esa carga sobre sus hombros.
Ese peso
que sólo hace más doloroso
el eventual estrellamiento
contra el fracaso.
Golpe que, en este caso hipotético,
no será amortiguado
ni con todos los motivos, razones o excusas
que se les puedan ocurrir,
o que ya han usado,
para justificar su mediocridad.
El talento.
¿Qué sería de ti si lo tuvieras?
Un aviso. No me confundan a mí, el autor, con el hablante lirico de estos poemas. Yo soy el hombre MÁS humilde del mundo.
-Leonardo Guerrero
Injurias de un Arrogante.
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